Un poco de historia
Fue en 1945 cuando los salesianos iniciaron su presencia en Maroñas, en los terrenos de la Quinta de Vicente Costa. Siguiendo el ejemplo de su Santo Fundador San Juan Bosco, la obra empezó en la sencillez de un oratorio festivo al que acudían diariamente decenas de niños y adolescentes de la zona.
Un año más tarde en 1946 ya había funcionado una Capilla Pública en una vieja casona del casco de la quinta, que pronto también albergaría a la escuela.
Gracias la generosidad del párroco de Santa Rita P. Guillermo Gemi, exalumno y cooperador salesiano, que intercedió para la obtención definitiva de los terrenos, se pudo comenzar a pensar en un proyecto más ambicioso. A principios de la década de los 50s, se proyectaba la construcción de una gigantesca Escuela Industrial, la más grande de América Latina. Por esos años, en 1954 la primera casa salesiana con el nombre de Domingo Savio, celebraba su canonización, dispuesta por el Papa Pío XII.
Monteleone, Juan Pena, Pittini, Porto, Costa, De León, Saninetti, Fusari, Silva, Guarino y otros salesianos alternaron en la animación de aquel oratorio al que en 1957 se le sumaba la escuela primaria. En ese mismo año, el Rector Mayor de los salesianos, Don Renato Ziggioti, erigía canónicamente a la obra para luego tres años más tarde hacerle una visita, cuando ya se vislumbraba el esqueleto de un enorme coloso de cemento.
Con los años 60s llegará la inauguración de los cursos de la escuela industrial, el comienzo de los campeonatos de la “Liga de Domingo Savio” y por 1968 las primeras escolares niñas. Mientras tanto la construcción del edificio se demoraba fruto de las dificultades económicas e irá terminándose a lo largo de varias décadas. Con mucho esfuerzo y dedicación, fueron sumándose diversos proyectos educativos y pastorales. En los 70s aparecieron las academias de inglés, música y dactilografía, las excursiones, las funciones de cine, etc. En 1976 se colocó el muro que rodea el amplio predio del Colegio, para entonces con la presencia en su centro de la Torre o Mirador Rosado de la vieja Quinta de Costa, el cual luego de ser declarado monumento histórico nacional, se vino abajo en circunstancias que se desconocen en agosto de 1977. La Torre se quedó igual en las insignias y en el recuerdo de quienes pasaron ahí adentro algunas merecidas penitencias...
Luego en la década de los 90s, gracias al esfuerzo y determinación del querido Padre Victor Reyes, junto a la comunidad educativa y a generosos aportes de amigos de la obra, se terminó definitivamente el edificio y se afianzó en la zona el perfil de la obra como colegio de primaria, casa de retiros (Domus Pacis) y obra social hacia el barrio, abandonándose el proyecto de escuela industrial.
Así, entramos al s. XXI, celebrando los 50 años de la canonización de Domingo Savio con la misma fe, fuerza y esperanza de los que iniciaron la obra salesiana en Maroñas. Aunque la historia sea breve no deja de contener un enorme valor a la hora de encontrar en esta el impulso y los ejemplos necesarios para afrontar los desafíos del futuro.